Correr (running) es una de las formas más eficaces y accesibles de ejercicio cardiovascular y es una forma rápida de tonificar la parte inferior de tu cuerpo. Sin embargo, si no equilibras correr con otras actividades de acondicionamiento, desarrollarás desequilibrios musculares que, con el tiempo, pueden conducir a dolor e incluso lesiones.
Cuando corremos, (especialmente cuando ejecutamos mal la técnica de carrera), tendemos a apoyarnos más en un lado de cuerpo que en el otro. Tendemos a impulsarnos más con una pierna que con la otra. Tendemos a sobrecargar más la musculatura de un lado de la espalda, que el del otro. Tenemos a desequilibrarnos.
CÓMO PODEMOS DETECTARLO: para detectarlo hay tres pequeños trucos. Lo mejor es ir a tu médico de cabecera, a un fisioterapeuta o a un podólogo. ellos podrán detectar esta patología. Pero por si acaso, presta atención a estas señales:
1. Ponte delante de un espejo con la espalda recta, ¿están ambos hombros a la misma altura? ¿hay alguno, llamativamente más alto que el otro? Si es así, quizás tengas un desequilibrio muscular.
2. Ponte a correr sin camiseta o con alguna prenda que permita ver bien tu espalda. Dile a algún familiar o amigo que te siga un par de minutos y que se fije en tu espalda: ¿están ambos hombros a la misma altura? ¿se inclina la espalda hacia un lado más que el otro? ¿está la columna demasiado curvada a nivel lumbar o demasiado poco? ¿es el braceo más marcado en un brazo que en el otro? Si es así, quizás tengas un desequilibrio muscular.
3. De pie y con la espalda recta, intenta que tu mano izquierda agarre la derecha en el centro de tu espalda. Para ello sube el brazo izquierdo, flexiónalo y pega la palma de tu mano izquierda a la espalda. Haz lo mismo con el brazo derecho, pero desde la parte de abajo. Intenta que ambas manos se agarren o se toquen. Después, hazlo al revés. ¿Puedes hacerlo en ambos casos? ¿Sientes dolor cuando lo intentas? ¿Te estira o sientes molestias cuando lo intentas? Si es así, quizás tengas un desequilibrio muscular.
CÓMO PODEMOS EVITARLO: si deseas seguir corriendo, sin sufrir un desequilibrio muscular moderado o grave, que te provoque dolores o problemas mayores, debes hacer varias cosas.
1. En primer lugar, debes aprender a correr bien. Para ello lo mejor es aprender y realizar técnica de carrera antes y después de cada entrenamiento. Gracias a estos ejercicios, enseñas a tu cuerpo a correr correctamente. Cuanto más repitas el "buen acto de correr", menos problemas tendrás.
2. En segundo lugar, debes compensar los desequilibrios de correr y de la lateralidad a través de ejercicios de refuerzo. Incluye cada semana un par de sesiones de pesas y de gimnasio donde entrenes la musculatura de ambos lados del cuerpo, en la misma cantidad y calidad. Es más eficiente realizar los ejercicios con mancuernas y frente a un espejo, vigilando que lo haces correctamente, y que ambos lados del cuerpo trabajan de forma armónica y simétrica. Además, no olvides de ejercitar e incluir en la sesión de pesas, ejercicios para aquellos músculos sub-utilizados en el acto de correr: músculos de la parte superior, músculos estabilizadores de la columna, músculos de la zona pélvica, ABDOMINALES, LUMBARES, etc.
3. En tercer lugar, cuida tu postura. Evita realizar movimientos bruscos, sentarte mal, dormir en posturas inadecuadas, apoyarte más en un lado que en otro, caminar encorvado, etc.
4. En cuarto lugar, realiza una buena serie de estiramientos sobre todo a nivel lumbar. La columna y los músculos que la rodean, forman el principal eje corporal de nuestro cuerpo. Si este eje se descompensa, nos afecta a todo el cuerpo, tanto por fuera como por dentro. Unos buenos estiramientos ayudan a la musculatura, la educan y la mejoran.
5. En quinto lugar (aunque no por ello menos importante), consulta a un profesional para que te asesore si tienes problemas o sospechas que los tienes. Déjate ayudar antes de que el desequilibrio tengas consecuencias graves. Realiza aquellas actividades o acciones terapéuticas que eviten los desequilibrios musculares.
Cuando corremos, (especialmente cuando ejecutamos mal la técnica de carrera), tendemos a apoyarnos más en un lado de cuerpo que en el otro. Tendemos a impulsarnos más con una pierna que con la otra. Tendemos a sobrecargar más la musculatura de un lado de la espalda, que el del otro. Tenemos a desequilibrarnos.
CÓMO PODEMOS DETECTARLO: para detectarlo hay tres pequeños trucos. Lo mejor es ir a tu médico de cabecera, a un fisioterapeuta o a un podólogo. ellos podrán detectar esta patología. Pero por si acaso, presta atención a estas señales:
1. Ponte delante de un espejo con la espalda recta, ¿están ambos hombros a la misma altura? ¿hay alguno, llamativamente más alto que el otro? Si es así, quizás tengas un desequilibrio muscular.
2. Ponte a correr sin camiseta o con alguna prenda que permita ver bien tu espalda. Dile a algún familiar o amigo que te siga un par de minutos y que se fije en tu espalda: ¿están ambos hombros a la misma altura? ¿se inclina la espalda hacia un lado más que el otro? ¿está la columna demasiado curvada a nivel lumbar o demasiado poco? ¿es el braceo más marcado en un brazo que en el otro? Si es así, quizás tengas un desequilibrio muscular.
3. De pie y con la espalda recta, intenta que tu mano izquierda agarre la derecha en el centro de tu espalda. Para ello sube el brazo izquierdo, flexiónalo y pega la palma de tu mano izquierda a la espalda. Haz lo mismo con el brazo derecho, pero desde la parte de abajo. Intenta que ambas manos se agarren o se toquen. Después, hazlo al revés. ¿Puedes hacerlo en ambos casos? ¿Sientes dolor cuando lo intentas? ¿Te estira o sientes molestias cuando lo intentas? Si es así, quizás tengas un desequilibrio muscular.
CÓMO PODEMOS EVITARLO: si deseas seguir corriendo, sin sufrir un desequilibrio muscular moderado o grave, que te provoque dolores o problemas mayores, debes hacer varias cosas.
1. En primer lugar, debes aprender a correr bien. Para ello lo mejor es aprender y realizar técnica de carrera antes y después de cada entrenamiento. Gracias a estos ejercicios, enseñas a tu cuerpo a correr correctamente. Cuanto más repitas el "buen acto de correr", menos problemas tendrás.
2. En segundo lugar, debes compensar los desequilibrios de correr y de la lateralidad a través de ejercicios de refuerzo. Incluye cada semana un par de sesiones de pesas y de gimnasio donde entrenes la musculatura de ambos lados del cuerpo, en la misma cantidad y calidad. Es más eficiente realizar los ejercicios con mancuernas y frente a un espejo, vigilando que lo haces correctamente, y que ambos lados del cuerpo trabajan de forma armónica y simétrica. Además, no olvides de ejercitar e incluir en la sesión de pesas, ejercicios para aquellos músculos sub-utilizados en el acto de correr: músculos de la parte superior, músculos estabilizadores de la columna, músculos de la zona pélvica, ABDOMINALES, LUMBARES, etc.
3. En tercer lugar, cuida tu postura. Evita realizar movimientos bruscos, sentarte mal, dormir en posturas inadecuadas, apoyarte más en un lado que en otro, caminar encorvado, etc.
4. En cuarto lugar, realiza una buena serie de estiramientos sobre todo a nivel lumbar. La columna y los músculos que la rodean, forman el principal eje corporal de nuestro cuerpo. Si este eje se descompensa, nos afecta a todo el cuerpo, tanto por fuera como por dentro. Unos buenos estiramientos ayudan a la musculatura, la educan y la mejoran.
5. En quinto lugar (aunque no por ello menos importante), consulta a un profesional para que te asesore si tienes problemas o sospechas que los tienes. Déjate ayudar antes de que el desequilibrio tengas consecuencias graves. Realiza aquellas actividades o acciones terapéuticas que eviten los desequilibrios musculares.