Los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan,harinas,cereales,etc) tu cuerpo lo almacena en forma de glucógeno. El combustible más eficiente para los atletas de resistencia
son los hidratos de carbono, que se almacenan en los músculos como glucógeno,
una forma de azúcar. Los músculos queman glucógeno de modo parecido a como su
coche quema gasolina.
En cuanto a las grasas el cuerpo primero las almacena como tales, que más tarde puede descomponerlas como glicerol y residuos de carbono, haciendo el camino inverso hacia los hidratos de carbono. En cuanto a las proteínas, el cuerpo puede convertirlas más directamente en glucógeno, pero esto y la transferencia de las grasas son procesos menos eficientes que podrían compararse por ejemplo cuando su coche corre con gasolina de bajo octanaje que hace petardear al motor.
El cuerpo puede almacenar suficiente glucógeno en los músculos como para correr durante 2 horas, casi 32 kilómetros para un atleta bien entrenado. Aproximadamente a los 32 kilómetros, cuando se acaba el glucógeno, usted choca contra la pared, su ritmo baja y correr se hace más difícil.
En realidad es un poco más complicado que esto, puesto que el cuerpo quemará algunas grasas en combinación con los hidratos de carbono desde el mismo comienzo. La proporción de grasas quemadas respecto a los hidratos de carbono depende en parte de lo rápido que se puede correr y de lo bien que hayan sido entrenados los músculos para quemar tantos hidratos de carbono como grasas.
Si usted corre deprisa, quemará principalmente hidratos de carbono ( en realidad glucógeno muscular). Si corre más despacio, usted quemará un porcentaje algo más elevado de grasas con esos hidratos de carbono. Esto el permitirá conservar algo de su glucógeno para el final de la carrera, y así podrá correr más allá de la pared con la energía que le quede todavía en su depósito.
Este es la razón por la que los entrenamientos largos a un ritmo lento, enseñan a su cuerpo a convertir las grasas de forma más eficiente. Si usted puede conservar reservas de glucógeno para los kilómetros finales, acabara la carrera a mayor velocidad. La moraleja es que cuánto más glucógeno pueda almacenar en sus músculos, mejor. Aquí es donde hace su entrada la carga de hidratos de carbono.
En cuanto a las grasas el cuerpo primero las almacena como tales, que más tarde puede descomponerlas como glicerol y residuos de carbono, haciendo el camino inverso hacia los hidratos de carbono. En cuanto a las proteínas, el cuerpo puede convertirlas más directamente en glucógeno, pero esto y la transferencia de las grasas son procesos menos eficientes que podrían compararse por ejemplo cuando su coche corre con gasolina de bajo octanaje que hace petardear al motor.
El cuerpo puede almacenar suficiente glucógeno en los músculos como para correr durante 2 horas, casi 32 kilómetros para un atleta bien entrenado. Aproximadamente a los 32 kilómetros, cuando se acaba el glucógeno, usted choca contra la pared, su ritmo baja y correr se hace más difícil.
En realidad es un poco más complicado que esto, puesto que el cuerpo quemará algunas grasas en combinación con los hidratos de carbono desde el mismo comienzo. La proporción de grasas quemadas respecto a los hidratos de carbono depende en parte de lo rápido que se puede correr y de lo bien que hayan sido entrenados los músculos para quemar tantos hidratos de carbono como grasas.
Si usted corre deprisa, quemará principalmente hidratos de carbono ( en realidad glucógeno muscular). Si corre más despacio, usted quemará un porcentaje algo más elevado de grasas con esos hidratos de carbono. Esto el permitirá conservar algo de su glucógeno para el final de la carrera, y así podrá correr más allá de la pared con la energía que le quede todavía en su depósito.
Este es la razón por la que los entrenamientos largos a un ritmo lento, enseñan a su cuerpo a convertir las grasas de forma más eficiente. Si usted puede conservar reservas de glucógeno para los kilómetros finales, acabara la carrera a mayor velocidad. La moraleja es que cuánto más glucógeno pueda almacenar en sus músculos, mejor. Aquí es donde hace su entrada la carga de hidratos de carbono.