Para potenciar el trabajo de piernas y glúteos, añade estas variaciones en tus entrenamientos. Además de lograr unos músculos más firmes, harán que salir a correr sea más divertido.
1. Cambia el paso: Si corres con la misma técnica ‘normal’ siempre, trabajas todo el tiempo los mismos grupos musculares, y de la misma forma. Combina, en tus sesiones de running, la carrera habitual con otros ejercicios como grandes zancadas, correr en zig-zag, levantar más las rodillas o dar pasos llevando los talones hacia los glúteos.
2. Varía de superficie: Igual que correr siempre de la misma forma limita el trabajo, hacerlo siempre sobre la misma superficie, también. Cambia de recorrido y, si puedes, de superficie para trabajar de maneras diferentes y potenciar los resultados en tus músculos. Cada terreno puede tener unos beneficios: correr en la arena, por ejemplo, tonifica más los gemelos, además de consumir más calorías.
3. Entrena con intervalos de alta intensidad (HIIT) o cambios de velocidad: En vez de hacer siempre largas sesiones a ritmo moderado, dos o tres días a la semana trabaja a intervalos. Un ejemplo de entrenamiento sería: Tras calentar 10 ó 15 minutos, corre en series de 1 minuto, divididas en 20 segundos de sprint y 40 segundos de descenso progresivo de la velocidad.
4. Corre con resistencias: Las pesas en los tobillos o los paracaídas diseñados para running son elementos que puedes añadir a tu carrera habitual para tonificar más tus músculos, porque dificultan el trabajo (en el grado que tu elijas, según añadas más o menos carga) y comprometen más a tu cuerpo.
5. Incluye subidas en tu recorrido: Tanto si son subidas como bajadas, las rampas obligan a tus piernas a intensificar el esfuerzo, con lo que trabajas los gemelos, los muslos y los isquiotibiales, y los glúteos. Eso sí, recuerda que las pendientes de bajada pueden empeorar algunas lesiones como la rodilla del corredor por lo que es más recomendable que subas cuestas en vez de bajarlas y limites las pendientes si sufres alguna patología de este tipo.